Hace unos meses tres palmeras mas fueron taladas en la Plaza del Segura de Santiago de la Ribera. No estaban infectadas por el picudo rojo (ese bichito que trajeron a España los sinverguenzas del ladrillo) pero por lo visto "a alguien" le molestaban. Como dije en una entrada anterior, todos los gastos que ocasionan estos estropicios los deben pagar quienes se empeñan en destruir el poco medio ambiente que nos queda, y en ningún caso debemos pagarlos los demás contribuyentes con nuestros impuestos.
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