Ya empiezan a aparecer por la localidad personas que, en su ignorancia supina, se creen "propietarias" de todo lo público y privado: ellas hacen en su casa lo que les dá la real gana y se creen que los demás vecinos y vecinas tenemos que hacer en nuestra casa lo que les dé la gana a ellas; y además, víctimas de un paletismo y analfabetismo indescriptible, consideran que en todas las zonas públicas de la población (como es el caso de los parques y jardines) también se tiene que hacer lo que les dé la gana a ellas.
Solamente un cambio profundo y rápido de la situación en que vivimos (una revolución) puede terminar con los malos pensamientos de estos individuos.
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